La Comisión de la Unión Europea está llevando a cabo una evaluación de la legislación relativa a la sangre, a los tejidos células de la U.E.
Se trata de la primera revisión formal de la normativa desde su adopción allá por el año 2002 (sangre) y 2004 (tejidos y células). Esta evaluación está en línea con la propuesta de la Comisión, que tiene como finalidad evaluar si la legislación ha alcanzado sus objetivos iniciales y si todavía es apta para el propósito.
La evaluación consistirá en varios pasos, que comienzan con un plan de trabajo e que incluyen un estudio externo y una amplia consulta de las partes interesadas. Se espera que el informe final de evaluación que se publicará a finales de 2018.
Cada año se llevan a cabo cerca de 20 millones de donaciones de sangre a través de unos 1300 establecimientos autorizado para ello, permitiendo llevar a cabo 26 millones de transfusiones a pacientes y permitiendo la fabriacicón de medicamentos hemoderivados. Del mismo modo, cerca de 1 millón de donaciones de tejidos y células (incluyendo córneas, huesos, piel, válvulas cardíacas para cirugía de reemplazo, médula ósea, etc.), son utilizadas para trasplantes y en la reproducción de los mismos a lo largo de 3000 establecimientos autorizados para ello, a lo largo de la Unión Europea. Muchas de estas sustancias son intercambiadas entre los estados miembros moviendo una cantidad de dinero cercana a los 6.000 millones de euros.
Tanto la sangre como sus componentes, así como los tejidos y células proceden de las donaciones de personas y ella no están exentas de riesgos: infecciones y enfermedades transmitidas por el donante, contaminación cruzada durante el procesado, contaminación ambiental durante la fabricación y el almacenamiento, o bien una calidad deficitaria del producto tras una conservación o control inadecuado, son algunos de ellos y, pueden provocar graves perjuicios a la salud de los pacientes. Por ello la normativa es exigente con los puntos críticos que pueden generar estos problemas.
Con la revisión de la normativa se pretende verificar si se siguen garantizando los estándares de calidad y de protección de la salud que requieren este tipo de productos y también, se pretende garantizar la disponibilidad y seguridad de sangre, sus derivados, tejidos y células para los ciudadanos de la Unión Europea que lo necesiten.
Esperemos que lo consigan.
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